Microrrelatos

La comisaria del horror

Era una cueva en el sótano del edificio. El suelo estaba sin terminar, los pedazos de cemento roto se mezclaban con barro en los pies de la visita. De las paredes sucias y descascaradas colgaban cables pelados, unidos en una especie de puente colgante entre las celdas, llenando de una luz pálida y amarillenta esos agujeros húmedos donde algunos dormían apilados como cucarachas. Otros con menos suerte tenían que dormitar en los pasillos muchos más amontonados que los anteriores. 
La cumbia a todo volumen para que nadie escuche lo que hablaba la visita de al lado. La humedad brotaba tanto de las paredes como del techo o del suelo. El baño era un hueco en el piso de una pieza de un metro cuadrado y sin puerta, solo había un lienzo a medio colgar a modo de cortina mal improvisada. Sobre el suelo un rollo de papel higiénico de los baratos. Para ingresar al “baño” había que gritar primero: -¡BAÑO! Ya que no había puerta que golpear.
Mates hervidos y galletitas, una tele prendida en una pieza “vip” (según la jerga). Paralizante la idea de que hubiera algo vip en aquel lugar tan corroído por los vicios y la pudrición. Un antro de penas y muertes…
Las penurias se apoderan de tu cuerpo, entran junto con la humedad y te calan los huesos…
La muerte tallada en los muros, me mostro su fea cara pero mi alma no era lo suficientemente dura para soportar tanto peso y se mostró sincera ante el horror.
El tiempo pone una distancia prudencial en mi memoria y lo horrendo de una situación del pasado, ahora, es solo un recuerdo.

E. Dupè - Todos los derechos reservados.
Perfil: http://www.redcomser.com.ar/edupe/



LA SOMBRA DESCONOCIDA

Bs. As. 2 de abril, noche oscura y tormentosa, yo caminando por el empedrado de las tortuosas calles de la ciudad, iba de regreso a mi casa. Buscaba con afán un entretenimiento, tal vez la letra de una canción, para apaciguar mi mente atribulada de raros pensamientos; los cuales presagiaban mi futuro cercano, muy cercano...
Dos amantes en una esquina, un perro ladrando a la oscuridad de la noche; fueron la única compañía que tuve por un momento en camino.
Hasta que crucé el baldío frente a mi casa. Puse la llave y abrí la puerta, entré en mi cálido hogar. Preparé la cena, y me acosté... Todo estaba igual, todo tranquilo, todo en silencio.
Alcancé el primer sueño, hasta que me despertaron unos ruidos ensordecedores desde afuera, el jardín lleno completamente, una sombra, la oscuridad de la misma mucho más oscura que todo el lugar. Me estremecí, sentí terror a lo que presenciaba en aquel momento, entré a la casa y miré por la ventana, no había nada.
¿Habría sido mi imaginación? ¿Qué era aquello que de golpe me despierta y luego desaparece?. Pues no lo sabía. Traté de pensar, de calmarme, pero nada no encontré ninguna respuesta. Me acosté, y a pesar de mis esfuerzos me quedé dormida, algo me atraía hacia el sueño.
Volví a despertarme, pero no fue el ruido anterior lo que lo hizo, sino un silencio de ultratumba, algo espectral se encontraba junto a mí; algo que no se puede explicar con palabras, pero lo más cercano que puedo llegar a decir, es que junto a mi se encontraba la propia muerte. Su entorno era toda la habitación, su sombra abarcaba hasta mi propia alma... No podía escapar..
Recordé toda la vida que tenía, y sentí que ya no la necesitaba. Sentí que algo del mas allá me esperaba, pero ya no sentía miedo.
Solo se que nunca pude salir de ese sueño.
Solo se que ahora estoy en un foso del que no se puede salir.
Aquí hay solo una sombra... Y es la mía.

E. Dupè - Todos los derechos reservados.
Página de E. Dupè: http://www.redcomser.com.ar/edupe/





SOUVENIR

Pero ya ni dolés,
porque yo ya morí por amor
y vos sos, como eso
como un recordatorio del NO.


Como un souvenir de una fiesta muy mala.



Autor: Sofia Lara (Souvenir) - Todos los Derechos reservados.
Blog de Sofia Lara: http://palabrascomopuentes.blogspot.com.ar/





EL VIAJE SIN RETORNO

Se hablaba de drogas, y aunque yo solo era espectadora del tema, puedo decir algo del tema porque aún vivo en la realidad de sus consecuencias. El mito que provocaba la Marihuana en nuestra juventud era aterrador. Todos hablábamos hasta que uno probaba, y los demás asombrados por aquel Dios que te hacía volar y ser todopoderoso; frente a la incertidumbre de la adolescencia, si lo comprueba... todos cayeron en la trampa... Yo pude verlo todo y vivir para contarlo, pues mi ser racional me amparaba, y aquel "Dios" no pudo corromperme. Después vinieron la Diosa Cocaína, el alcohol y la promiscuidad....
Jugábamos todos a que la vida no tenía más sentido que el de ponerse el disfraz del libertinaje. Y en aquellas fiestas provocadas por el éxtasis incontrolado, pasaba el tiempo, asombrosamente rápido.
Los días y las noches eran extrañamente iguales. Las fiestas, los partidos que tomábamos cada uno de nosotros también....
Juan era el que llevaba el control de cuánto y para quienes iban a ser las "pociones de la torta"; quién tenía que traerlas y en dónde sería la reunión.
A veces Pedro decía que no era justo y se armaba, pero siempre terminaba igual.
Salíamos a las 12 de la noche y caminábamos hasta la avenida todos juntos; nos parábamos ahí media hora o más, hasta que alguien nos llevara hasta el boliche. Todo comenzaba en ese momento, el delirio, el viaje, la incertidumbre, la pesadez....
Laura había quedado embarazada, pero abortó; pocos se enteraron de esto, solo nosotras las mujeres lo sabíamos; fue un aborto natural, lo perdió porque no comía muy bien, había perdido peso y enfermó...
Pasaba todo esto, nadie cambiaba. Todos seguían igual. Yo también.
Pedro el hermano de Laura, embarazó a Mirta, Mirta solo tenía 14 años. No sé lo que paso con la criatura, la verdad no lo sé.... creo y solo es una suposición, que llegó a buen término. Pablo el que salía conmigo, se metió otra chica, no lo toleré y yo hice lo mismo con José, que como no me interesaba lo largué en seguida.
Todo esto y más, y mucho más pasó en doce meses. Es asombroso, hasta yo no lo creo. Mi vida era un desastre permanente y aunque yo no me drogaba con narcóticos o estupefacientes, era adicta al lugar, a la gente y sobre todo a mi autodestrucción...
Sentía cómo la adicción me estaba involucrando de a poco, sin estar yo condenando mi cuerpo, lo hacía con el alma y la mente, que saturada por todo lo que veía; cayendo en un pozo cada vez más profundo.
En este viaje que para mí duró doce meses y para otros fue solo de ida; pude ver en el Edén de las drogas muchas cosas.
Vi fabricar de cemento las paredes con las que construyeron sus casas; y derrumbándose después así los cimientos, quedaron solos con los techos de la desilusión desavenida.
Vi morir en segundos la amistas ovillada durante años, vi nacer el odio en mentes que antes conocí amorosas. Vi qué débil es el parpadeo de las estrellas cuando fenecen; estrellas que habían estado tan llenas de luz como de vida.
Vi recorrer todo un año. Y uno por uno, mes a mes, sentí la desazón y la impotencia frente a mi propia hermandad...
Vidas que nacían sin el mas mínimo cariño, niños pequeños huérfanos, porque sus padres, aún adolescentes, morían por una sobredosis, o eran internados en un hospital para adictos.
Pedí ayuda, no la obtuve; rogué, recé, con el alma y con lágrimas, por los niños, por aquellos niños sin perdón, aquellos niños que no sabían nada de la vida, y que pagaban muy caro el pecado de sus padres...
Atemorizada por mi propia vida, regresé con mi familia, que me ampararía y acobijaría de aquel dolor profundamente sentido....
Después y con el tiempo, tratando de curarme de aquella enfermedad que me mataba.
Y volví, volví a la vida.


E. Dupè - Todos los derechos reservados.
Página de E. Dupè: http://www.redcomser.com.ar/edupe/




ALGO

Y los lugares son un exilio y se hacen más grande cuando estoy sola en esta casa rodeada por sinuosas cajas que me llevan del presente al pasado y de nuevo al día de hoy. Y así son las mudanzas. Que inútil la promesa de olvidarte, como decir que voy a dejar de fumar, y te pienso mientras enciendo un cigarrillo.

Te fuiste convirtiendo ciertamente en una asignatura pendiente,
contabilidad, ingles, economía, amarte siempre.




Autor: Sofia Lara (Algo)  - Todos los derechos reservados.




VAS A CREAR

Vas a crear, sí, vas a crear. Mientras tanto el látigo del tiempo te mutila y la balada tormentosa de una lluvia imperiosa te abraza aún más a tu dolor.
Los problemas políticos de siempre inundan ahora la nación, hasta estudiar se hace difícil, frecuentando teóricos tragicómicos, en pasillos repletos de propaganda política.
Vas a crear mientras la profesora con desdén te implanta ideologías viejas y nuevas. Vas a crear aunque el subte halla ya dejado paulatinamente de prestar sus servicios. Vas a crear muerto de hambre , invadido por el miedo del nuevo día.
El pan duro en el cajón te dará los nuevos días, y rezaras hasta la médula porque un café quebrante ese cansancio que llevas todo el día, como una nube negra que cubre de negrura tus sueños.
Te vas a expandir tomando una cerveza con amigos. Brindaras por tus errores, brindarás frente a esa mesa, cargada de pudores.
Y sin embargo te sorprenderás cada día, aun creyendo conocerlo todo. Y observarás más que nada, la aparente y naturalizada realidad, y de la extrañeza provocada, simplemente vas a crear.
Como lo hicieron mil veces antes, aquellos que leemos, aún sin sostener sus palabras un título universitario.
Como lo hicieron los borrachos pobladores insaciables de los bares de la creación.
Los verás con ojos turbios, cargados de melancolía, saltar de su represión, vomitando sobre una hoja, solo vestigios de expresión.
Y regresarás a tu casa y querrás hacer lo mismo. Para retratarte sobre una hoja, y entender que estas vivo.
Porque solo las palabras te provocan la existencia.
Y mente cuerpo y alma se inundaran de un éxtasis especial. Y traspasaras las tinieblas de esta vida como el agua que fluye, sobre las rocas, que son las peripecias que atravesás cada día.
Y aspirando el cigarrillo mortal que ciniéndote entre tus manos te absorbe de falsa felicidad, vas a crear. Creyéndote vivo, pero caminando muerto. Por este valle que no es tuyo , ni es de nadie.
En el que caíste un día ,el que te creo, y ahora te obliga a crear.
Vas a crear, si, aunque no puedas creerlo.
Y corroborarás cada día. Que solo tu creación te abstraerá de los demás, y del mundo. Y de tu cuerpo mismo.
Solo, encerrado, loco, mareado por el humo de pensamientos vagos, y atravesados. Guiado por la tenue luz que se posa sobre la hoja naciente, vas a crear.
Y cuando el sol de un nuevo día te venga a buscar y te queme la impaciencia de esperar.
Tu vida transcurrirá pura, solo en esa hoja. Y solo en esa hoja te harás hombre, y te harás mujer.
Y tu credibilidad que cada día se desbarata y perece, creará nuevas formas y maneras de soñar.
Y solo el día que no estés creando, el puñal de la vida te estancará en tu propia absurda y asquerosa humanidad.
Mientras allá afuera en el mundo que consideramos real, las gotas siguen cayendo,
los subtes siguen sin funcionar, las escuelas proclaman a paros a un gobierno cada día más tirano.
Nada va a cambiar, solo tus maneras de mirar. Y la turbiedad que envuelve tu pupila,
y las marcas que va dejando la desolación en tu rostro... y luego envejecerás.
Y en un bar, tu vida ya gastada la recrearas recordando.
Y la memoria tan sublime, tan hermosa e impenetrable. Será tu única verdad.


Autor: Sofia Lara (Vas a crear) - Todos los derechos reservados.
Blog de Sofia Lara: http://palabrascomopuentes.blogspot.com.ar/





SAIGON


Las ramas del sauce caían desganosas y tímidas, bajo el rojo inmenso. El calor aplastante que lo había dejado agotado, se había desvanecido bajo la brisa tenue del cierre del día y la caída de la noche.
Aunque el sudor, que había padecido en sus largas horas de labor extenuante, le dejaran la huella de su paso él se sentía feliz. El cariño que sentía por su gato; su única compañía en la soledad desértica de su habitación, de paredes finas y malolientes; lo hacía padecer de ternura, por el único motivo de amistad felina...
-Saigón!- llamó al llegar a su piso en lo alto del edificio donde vivía...
-Saigoooon!- volvió a decir gritando, al ver que no acudía a su llamado.
Buscó. Lo buscó desesperadamente. No halló nada, no estaba.
Pasaron días y noches completas y no pasó nada. Mortificación había en el rostro de aquel hombre. Pensó, buscó alguna respuesta, nada, desolación...
Trascurrió el tiempo. Soledad había en el alma del hombre que había perdido su única compañía...
Un día navegaba en su pequeño bote, pequeño pero cálido, un día fresco, la brisa cortaba su rostro surcado de dolor. Pescaba, trataba de hacerlo. Y una ola; esa ola que aparece y viene del fondo, con raíces hijas del firmamento sumergido, tiró al hombre al agua... y viendo pasar ante su faz marchita, todo el transcurso de su pobre vida, creyó que era mejor morir. La vida y lo grotesco de ello no tenía nada que ofrecerle y él por su parte tampoco. Si en su pequeñez había sido estúpidamente feliz, ya no lo era. Tras mucho dormir, soñar, viajar con la imaginación, lo despertó un grito...
Alguien lo estaba llamando... alguien gritaba un nombre que el conocía muy bien... Y se vio a sí mismo, buscándose.
Corrió, corrió como un loco hacia el grito que provenía de lo alto de un edificio. Se sumergió en los brazos de aquel hombre que con sonrisa tierna lo acariciaba por el lomo...
Embotado por la repentina felicidad, no se dio cuenta, que el hombre que lo acariciaba era él mismo....







E. Dupè - Todos los derechos reservados.
Perfil: http://www.redcomser.com.ar/edupe/

No hay comentarios :

Publicar un comentario

"Acción Poética"